¡Por fin os podemos presentar nuestra nueva colección Grandprix! Es una colección de ropa deportiva muy especial para nosotros, porque representa lo que sentimos tras este periodo especial que todos hemos vivido, y porque nos conecta con los recuerdos más aterciopelados de la infancia. Y queremos contaros aquí lo que significa todo esto.
Para todos los que nos conocéis, sabéis bien que tenemos dos pasiones: el deporte y la moda, además, por supuesto, de un valor fundamental: la sostenibilidad. Con GrandPrix nos hemos inspirado en un acontecimiento que ha representado mejor que ninguna ambas cosas, el Gran Premio de Mónaco en el momento en que se empezó a celebrar, con el glamour de las estrellas de la época y la audacia de aquellos pilotos que parecían más bien sacados de una novela de detectives. ¿Quién no se ha quedado ensimismado alguna vez frente al televisor viendo películas de esa época, como las de Hitchcock, con una estética de soñar? O con las imágenes en blanco y negro de esas vertiginosas carreras, con unos coches que parecían de juguete por la audacia de sus pilotos, recorriendo unas empinadas calles que parecía que desembocaban casi en el mar…
Corría la década de los 50 cuando por primera vez se celebra este carismático premio. Eran días de cambio. Europa resurgía tras la II Guerra Mundial y Montecarlo era la ciudad perfecta para olvidarse de los días grises de años atrás, con fiestas maravillosas, impresionantes villas colgadas en la montaña y vistas espectaculares a la Costa Azul. Esas estrechísimas calles eran el escenario de los glamurosos paseos de esa ‘alta sociedad’, que disfrutaba en el Principado de un mundo que el resto solo podían soñar y conocían a través de las revistas. También eran testigos de la velocidad endiablada de los automóviles que disputaban el Grand Prix. ¡Cómo eran esos coches! De líneas perfectas, diseños míticos, cuyas reproducciones en miniatura te regalaba (a veces, y si te portabas bien) algún familiar en celebraciones muy especiales.
Y cómo no recordar la historia de amor más popular después de Cenicienta y hasta Pretty Woman: la boda de Grace Kelly con Rainiero. La actriz más popular dejaba atrás Hollywood para irse a vivir al Principado, no sin la oposición de parte de la sociedad más tradicional (desde luego que fue una precursora en todo), con el apoyo de sus amigos americanos que nunca dejaron de visitarla e hicieron crecer todavía más la fama de Montecarlo.
La moda también vivía su revolución. Atrás se quedaban las formas y colores más austeros para dar paso a volúmenes y siluetas extremadamente femeninos. Diseñadores como Dior o Balenciaga querían devolver a la mujer la sensualidad ‘olvidada’. Lo hicieron a través de sus trajes, con la cintura de avispa (la silueta mítica de reloj de arena), tejidos tan ligeros como opulentos, y descubriendo de manera elegante el cuerpo de la mujer. Se desnuda la espalda, hombros y escote (¡pero no todo junto!) en creaciones para soñar; también los tobillos con el pantalón ‘Capri’ y esos vestidos de falda voluminosa y largo solo hasta la mitad de la pantorrilla. Una moda pensada para esa mujer de los 50, más independiente y segura de sí misma, y para un escenario de lujo, como el de Mónaco.
La popularidad del Principado está unida sin duda también a su acontecimiento principal (con permiso del Baile de la Rosa, que llegó más tarde): el Gran Premio automovilístico. Resulta delirante pensar cómo decidieron hacer de la ciudad un circuito de automoción, con esas calles tan sumamente empinadas, estrechas, casi suspendidas en la montaña con el mar como única salida.
¿Cuántos acontecimientos de los más relevantes de la historia de la Fórmula 1 se han vivido allí? Duelos históricos dignos de novela romántica, victorias casi garantizadas truncadas por accidentes fortuitos en un recorrido lleno de trampas que no dejan espacio al más mínimo error. Nadie queda impasible ante este premio: lo amas o lo odias, su trazado infernal hacen que este recorrido sea, si no el más rápido, el más trepidante de toda la Fórmula 1. La fuerza y el rugido del motor, las líneas perfectas de los diseños de los coches, la adrenalina de la competición y la mítica bandera de meta, símbolo de la victoria, con su estampado en damero, nos inspiran en esta colección.
Esta es la historia que hay detrás de nuestra colección de moda deportiva GrandPrix. Un tributo a toda una época y a los valores que la representan, elegancia, perfección, competición, audacia: una combinación de éxito. Una colección de ropa de deporte con carácter y fuerza para mujeres que arriesgan, que aman la moda y el deporte, y que su día a día es una carrera de Fórmula 1 dónde combinan estilo y energía sin perder su feminidad: un alma dual, ángel y demonio. Los colores representan la elegancia por excelencia del negro y el riesgo de la competición con el flúor combinados, en un guiño a la bandera con un estampado damero. Un diseño calculado para estilizar la figura, potenciando la feminidad con la forma envasé de la falda, el largo del pantalón y los tejidos de tul transparente estratégicamente colocados.
Sin duda, hacer esta colección ha sido un reto, ¡esperamos que os guste!
Si has llegado hasta aquí, a lo mejor te apetece conocer alguna anécdota más del Grand Prix y la época que inspiró la colección:
- Este año se cumplen los 100 años del primer trazado del Gran Premio de Mónaco, aunque no fue hasta 1929 cuando se corrió la primera carrera.
- Es el único premio que no cumple los 305 km de distancia total del Gran Premio, debido a una cláusula especial que la FIA tiene aprobada para Mónaco.
- ¿Imagináis lo que debe suponer montar el Gran Premio en una ciudad que tiene que seguir ofreciendo sus servicios de tiendas, restaurantes y demás actividades?
- El origen de la bandera de cuadros no está claro, pero algunos piensan que es por las carreras de caballos celebradas en el Medio Oeste, donde para indicar que era la hora de la comida y por lo tanto la carrera tenía que terminar, agitaban un mantel de cuadros. La primera vez que se tiene prueba del uso de la bandera de cuadros para dar por finalizada una carrera es en 1904
- El mayor triunfador en el Gran Premio de Mónaco fue Ayrton Senna, quien ganó en seis ocasiones.
- A pocos kilómetros del Principado, en el Grand Hotel de Cap Ferrat, es donde se escribió la obra de teatro ‘Everybody comes to Jack’s’, embrión de la mítica Casablanca. Hay quienes dicen que parte de los personajes están inspirados en personas reales que vivían en el Principado en la década de los 40…
- Se dice que Cocó Chanel regresó de su retiro de más de 15 años en Suiza a la escena pública sólo para plantar cara a Christian Dior, quien buscaba volver a un modelo de mujer contra el que ella había luchado siempre. ¡Duelo de titanes!
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